Análisis Bíblico
15 de junio de 2025
1 Reyes 20

1 Reyes 20

El rey de Israel se fue a su casa triste y enojado.

Capítulo Completo

1 Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió.

2 Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo:

3 Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos.

4 Y el rey de Israel respondió y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo.

5 Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás.

6 Además, mañana a estas horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y las casas de tus siervos; y tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas.

7 Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado.

8 Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas, ni hagas lo que te pide.

9 Entonces él respondió a los embajadores de Ben-adad: Decid al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la respuesta.

10 Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el pueblo que me sigue.

11 Y el rey de Israel respondió y dijo: Decidle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe.

12 Y cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: Disponeos. Y ellos se dispusieron contra la ciudad.

13 Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová.

14 Y respondió Acab: ¿Por mano de quién? El dijo: Así ha dicho Jehová: Por mano de los siervos de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.

15 Entonces él pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.

16 Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.

17 Y los siervos de los príncipes de las provincias salieron los primeros. Y Ben-adad había enviado quien le dio aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria.

18 El entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.

19 Salieron, pues, de la ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el ejército.

20 Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.

21 Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.

22 Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Vé, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.

23 Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos.

24 Haz, pues, así: Saca a los reyes cada uno de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.

25 Y tú fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.

26 Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel.

27 Los hijos de Israel fueron también inspeccionados, y tomando provisiones fueron al encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de cabras, y los sirios llenaban la tierra.

28 Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.

29 Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie.

30 Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de aposento en aposento.

31 Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel, que son reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida.

32 Ciñeron, pues, sus lomos con cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.

33 Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro.

34 Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.

35 Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso herirle.

36 El le dijo: Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de él, le encontró un león, y le mató.

37 Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida.

38 Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos.

39 Y cuando el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu siervo salió en medio de la batalla; y he aquí que se me acercó un soldado y me trajo un hombre, diciéndome: Guarda a este hombre, y si llegare a huir, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.

40 Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

41 Pero él se quitó de pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel conoció que era de los profetas.

42 Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo.

43 Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.

Análisis Bíblico

Especificaciones teológicas

Dios demuestra su poder soberano sobre Siria, humillando a Ben-adad y concediendo victoria a Israel a pesar de su inferioridad numérica. Su intervención resalta su fidelidad a su pacto con Israel y su juicio sobre la arrogancia.

Contexto hermenéutico

Narración histórica del reinado de Acab, mostrando conflictos entre Israel y Siria. El estilo es narrativo, presentando eventos militares y diálogos. Refleja la cultura de la época, con énfasis en poderío militar y relaciones internacionales. La intervención divina se presenta de forma directa.

Síntesis bíblica

El capítulo ilustra la soberanía de Dios en la historia, contrastando la confianza humana en el poderío militar con la intervención divina que decide el destino de las naciones. Se advierte sobre las consecuencias de la desobediencia y la importancia de la fidelidad al pacto con Dios.

Interpretación

En este capítulo, se narra un conflicto entre Acab, rey de Israel, y Ben-adad, rey de Siria. Ben-adad asedia a Samaria y exige la entrega de riquezas y familias de Acab. A pesar de la presión, Acab consulta a los ancianos y decide no ceder ante las demandas. Dios envía un profeta a Acab para asegurarle la victoria sobre los sirios, lo que se cumple a pesar de las circunstancias adversas. A lo largo del relato, se presentan decisiones importantes, alianzas y la idea de que Dios está presente incluso en tiempos de conflicto y dificultad. La historia culmina en un pacto entre Acab y Ben-adad, con consecuencias que se desarrollan posteriormente.

Significados

  • Contexto histórico: Este capítulo se sitúa en el Reino de Israel durante el reinado de Acab, un tiempo marcado por la idolatría y la guerra. Ben-adad representa a los enemigos de Israel y el conflicto es tanto físico como espiritual.
  • Relaciones de poder: La relación entre Acab y Ben-adad ilustra las dinámicas de poder de la época. Acab inicialmente se muestra sumiso, pero al recibir consejo sabio, opta por resistir. Esto revela la importancia de la comunidad y la consulta en la toma de decisiones.
  • La intervención divina: La aparición del profeta subraya que Dios está involucrado en los asuntos humanos. La victoria de Israel no se basa en su número o fuerza, sino en la fidelidad a Dios y su intervención.
  • Tema de la misericordia: A pesar de la traición de Acab al liberar a Ben-adad, se observa un tema de misericordia y la posibilidad de arrepentimiento, aunque esto trae consigo consecuencias.
  • El juicio divino: La historia del profeta que hiere a su compañero ilustra la seriedad de obedecer la palabra de Dios. La desobediencia tiene consecuencias severas, lo que resalta la importancia de vivir en conformidad con las instrucciones divinas.

Aplicación a la vida diaria

  • Tomar decisiones sabias: En momentos de presión, como Acab, es fundamental buscar el consejo de personas sabias y de confianza. No actuar impulsivamente puede evitar decisiones que traigan consecuencias negativas.
  • Confiar en la intervención divina: Así como Acab recibió la promesa de victoria, hoy también podemos confiar en que Dios está con nosotros en nuestras luchas. La oración y la fe pueden ser nuestras mayores herramientas en tiempos difíciles.
  • Resistencia ante la opresión: Aprender a decir "no" a las demandas injustas es vital. No todas las exigencias deben ser aceptadas, y a veces la resistencia es necesaria para defender lo correcto.
  • La importancia de la comunidad: Acab consultó a su pueblo, mostrando que la sabiduría colectiva es valiosa. Involucrarse con la comunidad y escuchar diversas perspectivas puede enriquecer nuestra toma de decisiones.
  • Consecuencias de nuestras acciones: La historia del profeta que fue herido resalta que nuestras decisiones tienen repercusiones. Debemos esforzarnos por vivir de manera honesta y obediente a las enseñanzas de Dios, recordando que nuestras acciones pueden afectar a otros y a nosotros mismos.
  • Ser misericordiosos: Aunque Acab mostró compasión hacia Ben-adad, debemos recordar que nuestras acciones deben alinearse con la justicia. La misericordia es importante, pero no debe ser una excusa para ignorar lo correcto.

Ideas principales del capítulo

  • 1

    Tu plata y tu oro son míos.

  • 2

    No le obedezcas, ni hagas lo que te pide.

  • 3

    Decidle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas.

Preguntas para reflexión

  1. 1

    ¿Cómo respondemos ante las amenazas de los poderosos?

  2. 2

    ¿Confiamos en la intervención de Dios en nuestras batallas?

Palabras clave:

victoria soberanía desobediencia

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